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Los juicios avanzan

Seis años de cárcel para Rodolfo Gregorio Álvarez, sobrino del exdictador.




La jueza Ana de Salterain condenó al coronel (r) por tres delitos de encubrimiento y privación de libertad en calidad de coautor. 


La jueza Ana de Salterain condenó a Rodolfo Gregorio Álvarez Nieto, sobrino del exdictador Gregorio "Goyo" Álvarez, a seis años de penitenciaría, informó la periodista Georgina Mayo de Televisión Nacional. Álvarez fue acusado por tres delitos de encubrimiento y privación de libertad en calidad de coautor por los casos de Gerardo Riet, Gabriela Riet y María de los Ángeles Michelena, quienes fueron detenidos y torturados en 1980 en el Cuartel de La Tablada.

Según consta en el documento de la sentencia, al que accedió Montevideo Portal, Gerardo Riet fue detenido por tres agentes de inteligencia policial-militar el 8 de mayo de 1980, cuando tenía 24 años de edad.

"El objetivo primordial de aquella organización de represión, inspirada por la doctrina de la seguridad nacional, fincaba en el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con apremios psico-físicos, traslados entre países y desaparición o muerte de personas consideradas por dichos regímenes como ‘subversivas del orden instaurado o contrarias al pensamiento político o ideológico' opuesto o no compatible con las dictaduras militares de la región", explica la magistrada en el documento.

Riet Bustamante era perseguido por integrar la dirección sindical del Sunca y ser el responsable de la propaganda del sindicato. Una vez detenido, se lo trasladó a dependencias del entonces Centro General de Instrucción para Oficiales de Reserva (CGIOR) en Daniel Muñoz y República, donde fue sometido a torturas y tratos degradantes.
 
Allí se lo colgaba en un gancho con los pies suspendidos y las manos atadas hacia la espalda, lo golpeaban por todo el cuerpo y al tocar el piso le suministraban choques de corriente eléctrica.

Cuando llevaba aproximadamente tres días detenido, fue trasladado al Cuartel de La Tablada, a partir de lo cual mencionó: "Allí conocí la tortura en serio".

"Fue un régimen muy fuerte, me llevaban para arriba a la sala de torturas y me aplicaban gancho, caballete, picana o submarino y en algunas ocasiones plantones... Me daban el desayuno y me subían; me bajaban al mediodía, me daban un baño de agua helada, me daban de comer, descansaba un rato y luego volvía a subir, supongo que de noche... En una ocasión, producto del caballete se me hizo una lesión, se me rompió el conducto seminal... El médico me revisó y me dijo ‘no puede volver donde le hicieron eso', diciéndome que tenía que decir las cosas", contó Riet, según consigna la jueza.

El 18 de junio de 1980 debió declarar y firmar un acta en la que se consignaron conceptos arrancados por la fuerza, mediante torturas, y que no condecían con la realidad, por ejemplo que durante el interrogatorio no fue objeto de malos tratos, que la atención médica y alimentación fueron buenas y que durante el interrogatorio no fue objeto de presiones psíquicas ni físicas.

El 26 de junio de 1980 el entonces capitán Rodolfo Gregorio Alvarez, juez sumariante perteneciente al Grupo de Artillería Nº1, concurrió al establecimiento La Tablada y tomó declaración a Riet en el mismo lugar en que había sido sometido a apremios físicos y sicológicos.

Riet aseveró: "En la sala de torturas el juez militar que se llamaba Gregorio Álvarez, fue el que me hizo ratificar las declaraciones que me hizo firmar e hicieron una simulación de muerte de mi hermana que me la creí, me dio una crisis nerviosa".

El texto de su declaración ya venía redactado por Álvarez, quien le mencionó a propósito de la firma del documento "usted sabe lo que hace", en franca amenaza al detenido pues de no hacerlo persistirían las torturas a las que era sometido.

Por su parte, Michelena refirió ante la Justicia que fue secuestrada el 26 de mayo de 1980 e introducida en un vehículo, encapuchada y esposada con las manos hacia atrás. Con el tiempo y tras el cotejo con otros testimonios, supo que había sido trasladada a La Tablada donde permaneció hasta fines de junio o principios de julio de dicho año.

Aseguró que allí sufrió torturas y aunque no vio que torturaran a Gerardo Riet, precisó que el tratamiento era de torturas a todos, sin excepción.

Michelena confirmó que el 27 de junio de 1980 la subieron al piso de la tortura y señaló con meridiana precisión: "Me metieron en una oficina diferente a las puertas que me habían torturado, había un hombre vestido de militar que era el juez sumariante, de apellido Álvarez, sobrino de Gregorio Álvarez, que yo lo conocía porque en 1972 también fui detenida en Artillería Nº1 y fui torturada por él y otros, por eso también lo conocía, porque se había mostrado en esa oportunidad por lo tanto Álvarez era el juez sumariante de Riet; yo lo cuento porque en el mismo lugar que nos torturaban nos hicieron el sumario".

Las declaraciones de Gabriela María Riet Bustamante son coincidentes con las aserciones de su hermano y las de María Michelena, confirmando que estuvieron contemporáneamente detenidos en La Tablada.

Gabriela Riet afirmó que fue detenida el 26 o 27 de mayo de 1980 y llevada encapuchada a La Tablada donde permaneció por un mes, período en que fue sometida a tormentos y tratos crueles: "Me subían al primer piso para torturarme... Me dieron picana, me preguntaron por mis hermanos, todos militantes de izquierda... No recuerdo el orden pero hicieron un simulacro de violación, un submarino de agua y después golpes", indicó.

En definitiva, Riet asegura la contemporaneidad del "simulacro" de violación o de muerte -pero al fin simulacro de tormentos- que relató el denunciante Gerardo Riet, extremo que se robustece con la coincidencia de la fecha de liberación de Gabriela Riet (hacia fines de junio de 1980), pudiendo perfectamente situarse el 26 de junio de 1980, fecha en que Gerardo Riet fue conducido encapuchado ante el entonces juez sumariante Rodolfo Gregorio Álvarez.

En efecto, una vez que Riet firmó lo que el represor pretendía, sometido a la coerción psíquica que se entronizaba en el simulacro de la muerte de su hermana Gabriela Riet, ésta fue liberada, quedando empero en el sentir de Gerardo Riet la sensación de un desenlace fatídico.

De ahí que, luego de cuatro meses, cuando Gabriela Riet fue a visitar a su hermano Gerardo con sus padres, con la pareja y con la hija del denunciante (que aún no conocía), le sorprendió la actitud del todavía detenido, que lo primero que hizo fue fundirse en un abrazo con ella e irrumpir a llorar.
Miguel Ángel Muyala refirió que con Riet "compartimos los métodos de tortura en la Tablada que eran donde se practicaban. En las conversaciones surge que nos hacían lo mismos métodos... En las conversaciones que tuvimos en el Penal dedujimos que era La Tablada donde primero se procedía al aislamiento total del prisionero".

"Los interrogatorios comienzan con aplicación sistemática de golpes, el detenido es desnudado inmediatamente, queda solo con capucha y las torturas son picana eléctrica, caballete, inmersión en tachos de agua conocidos vulgarmente como submarino... Los interrogatorios se hacían por períodos de cuatro días continuados, permaneciendo en la noche sin interrogatorio, desnudo de plantón y con media hora alternada de caballete o colgado", describió Muyala.

Además, precisó que al único oficial que tuvo oportunidad de ver sin capucha "se dio a conocer como juez sumariante capitán Rodolfo G. Álvarez".

Por su parte, el indagado Álvarez Nieto admitió que fue juez sumariante estando en artillería en el año 1980 o 1981 y que una sola vez se le dispuso la concurrencia a realizar información sumariante a la Tablada, "eso pudo haber sido en 1980".

Álvarez refirió no recordar a quién indagó, utilizando expresiones como "una sola persona, no recuerdo más... Un hombre, no recuerdo más..."; según consta en la sentencia tampoco recuerda si fue una sola vez a la Tablada y si fue por primera vez a investigar.

"Para Álvarez, un interrogatorio en aquel centro clandestino de detención ofrecía garantías", afirma el texto.

Respecto de las declaraciones de Riet Bustamante expresó "no presencié absolutamente nada de eso. Yo no hice nada; no recuerdo nada... No recuerdo nada". Luego, impuesto de las declaraciones de Michelena y Muyala, tampoco recordó haberles tomado declaraciones a ellos.

"La conducta que se imputa al enjuiciado es en un primer momento la de encubrimiento, por cuanto en su calidad de Juez Sumariante, tuvo real conocimiento de la situación de padecimientos soportada por los detenidos", señala De Salterain.

Asimismo, la magistrada entiende que Álvarez es responsable de la privación de libertad, abuso de los detenidos y lesiones padecidas por éstos (Riet Bustamante, Michelena Bastarrica y Muyala Bufa).
"Como refiere el fiscal -Ricardo Perciballe-, el indiciado ‘saneó' con su proceder lo actuado en forma ilícita por los interrogadores y así legitimó y permitió se dictara una condena intrínsecamente ilegítima que derivó en la prolongación de la privación de libertad que venían padeciendo los detenidos, por lo cual de allí en más resulta coautor de la misma (privación de libertad)", concluye la jueza en la sentencia.

Fuente: https://www.montevideo.com.uy
Foto: Martín Martínez / FocoUy

 

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